Sigo aquí
Peso
No floto
Pies pesados
Pies descalzos
Metáforas que no entiendo
No
No entiendo
¿Porqué mañana?
Antes de que ardiera París
Y yo siguiera aquí
Y yo siguiera aquí
Sin irme
Perenne
Pesada
Descalza
La eterna espartana
La amazona tracia
El alma salada en la piel
La soledad controlada
Todos los personajes de cien vidas luchadas
Honor y coraje
Pesa mi espada
Pies descalzos
Calma mojada
Tus palabras...
No las oí
Ni imaginarlas
Sabes que nunca fui osada
Estás tan bien sin mi
Que me asusta tu nada
Casi no te pienso
No te creas
No me engañas
No me engañas
Hasta tu ausencia se pega al cuerpo
Pero...
Que no exista mañana
Pronuncié las palabras
¿las oíste?
Me pediste que hablara en voz alta
Y no oíste
Recuerdo sólo tus labios en mi cuello
Aquel único día
Tan poco
Quise más
Quiero más después de tanto tiempo
¿Mañana?
Dará igual
Peso
No floto
Pies pesados
Pies descalzos
Tu adiós,
Tan lejos, tan cercano
Más dualidad
Estoy preparada
Me quedan fuerzas
¿Mañana?
No existe
¿Recuerdas?
¿Fuimos mañana alguna vez?
Extraños humanos somos
Extraño para mi eres
Extraña soy para ti
Peso
Hoy no floto
Mañana quizás si
Cuando despierte...
Si despierto, sigue despierto
Respira
Yo no tengo aire para ti
Cuando ya no queda nada, hasta esa última despedida queda pobre en alma, un sentimiento difuso, añorado de un pasado donde lo único que se comprendía era el todo.
ResponderEliminarNostálgico pesar, Amparo.
Muchos besos.
Si Irene. Hasta el mañana se desdibuja...
EliminarMuchos besitos cariño y muy feliz fin de semana
Las palabras se hacen densas, como si tuvieran que arrastrarse, al igual que el deseo de la voz poética, como cuando de repente la necesidad de esa otra vez se hace pesada, casi insoportable. Genial. :)
ResponderEliminarGracias profe. En realidad fue así, como esos días en que vas empujando una bola de nieve inmensa que no se derrite ni con el sol. Afortunadamente, hay días en que no hay bolas ni peso. besotes
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