jueves, 16 de junio de 2016

CARTAS A ROMA IX.- EL MISTERIO



Querido amor:



Nuestra adorada Savia sigue en este mundo.

Sé que es lo que más te preocupa.

Te conozco lo suficiente, como para saber cuánto estarás sufriendo.

La angustia ante el temor de perderla.

Y una vez más, no estoy.

Sigo ausente..



En cuanto recibí tu carta abandoné mis tareas y me vine galopando a la Hacienda.

Confío en mi gente como para saber que estaría bien cuidada.

Pero no podía soportar la idea de que la salvé de la muerte para entregársela a unas fiebres desconocidos.



Cuando la veo tan apagada, tan consumida y falta de energía no puedo entenderlo 

Me causa desazón y dolor.



Me conoces

No soporto la impotencia.

Estar inactivo

Cruzarme de brazos a admirar amaneceres.

Orar a esos dioses a los que veneráis, unos u otros, de unas formas u otras.

¿Dónde están los Dioses cuando los hombres sufren?





He oído a sirios, galos, tracios, romanos, griegos, cristianos, fenicios...

Cada uno asegura que su Dios, o Dioses, es único y verdadero.



! Que cansado estoy amor!

Como desearía perderme en tu tranquila sonrisa, escuchar tus palabras de consuelo, sentir tus labios.



Marcho de nuevo a Roma.

Me encomiendan otra misión.

Otro lugar por defender.

Defender este imperio y mantener seguras a las gentes que como tú, queréis vivir en paz, no es tarea fácil.

Necesitamos sacrificio, y si, sangre.

Mucha sangre.

Demasiada sangre.



¿Un soldado nace o se hace?

¿Recuerdas?

Uno de nuestro numerosos debates.



Interminables horas llenas de palabras, risas, enojos, muecas, donde acabábamos cada uno más apegado a sus convicciones matizadas por el fluir del pensamiento del otro.




No soy el mismo, desde que te hallé y me hablaste de dualidad.

No creo que seas la misma, desde que me hallaste y te hablé de realidad

De supervivencia.

Tú misma tuviste que reconocer alguna vez que el hombre escoge su destino.

Por maldito que sea.

Tus espíritus no guían.

Y mis muertos…

Ahí están.

Bajo tierra, quemados o devorados por las alimañas.

No me habitan.

No me despiertan por las noches.



Puedo irte decir:

-Afortunado tú que puedes escoger no pensar.



Olvidas espartana que yo no escojo.

Me niego.

No quiero.



No te preguntes porqué lo hago.

Así soy.

Amas al hombre equivocado.

Nunca me permitiré hacerte una promesa ni dormir en tu lecho, pues, por mucho que digas, te fallaría de nuevo.

Pasaría ante ti por mi gloria y la del Imperio

Dejaría atrás una buena Mujer.

La Mujer a la que amo

Y te destrozaría aún más con ello.





Eres libre, Ylena, mi amada.



Dejo en buenas manos a nuestra amiga.

En cuanto abrió los ojos, empezó a quejarse de que aún tenga esclavos.



Le hubiera explicado que todos mis esclavos son libres de irse cuando quieran.

De hecho, muchos han marchado.

Los que quieren quedarse, conservan una apariencia de esclavitud para mantener apariencias, pero viven como hombres y mujeres libres.

Deciden su destino.



Su lengua afilada hiere pero es imposible no quererla.

No admirarla.

Cuídala. 

Es joven y valiente.

Tiene el brío y la resistencia de miles de mujeres.

Juntas formáis un Todo.

Tú la sabiduría, la feminidad, el equilibrio.

Ella la pasión, la tormenta, la supervivencia.





Soy un hombre con un corazón muy dividido.

Sólo tú sabes que soy un pobre hombre empeñado en seguir mi propia guerra.

Cuéntale.

No por buscar su perdón o entendimiento.

No me dará ninguna de las dos cosas.

Sino porqué es justo que lo sepa.

Y si de algo entiendo es de justicia

No divina, precisamente.

La justicia injusta de los necios que andamos deambulando este loco mundo.

Los pocos que aún nos empeñamos en creer en el honor y la gloria.







No puedo extrañarte

No tengo derecho

Así que sólo digo…

Te recuerdo




4 comentarios:

  1. Puedo ver en estas letras el corazón de este hombre valeroso y dividido que se niega una y otra vez, y veo también la llamada a la sensatez y a esa cordura utópica y hermosa que late en el corazón de cada mujer... Gracias por estas impagables Cartas, son una delicada delicia. Besos, amparo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias ángel. Me hace muy feliz que te guste ya que es una de las cosas que estoy disfrutando más escribiendo, reúne muchos elementos que me gustan, sentimiento poético, Besos mi niña

      Eliminar
  2. Genial Amparo. Yo estoy más con el romano. Es capaz de entender a dos mujeres a la vez que yo diría son la misma, pero con actitudes diferentes. Besotes y siento "no estar" en este proceso en el momento de la creación que es cuando más necesitamos de respuestas y reacciones. Será un placer leerlo luego todo seguido, aunque la magia del blog es que uno tiene que esperar a saber más, como si el futuro de ese pasado aún estuviera por construirse. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias profe. Tú siempre estás conmigo. Intuyo tus palabras y me gusta imaginar que piensas sobre lo que escribo, mirarlo con tus ojos. Sabía que te gustaría la aportación del Romano y que le entenderías, mejor que le comprenden ambas mujeres, aunque digan entenderle. Intento subrayar que esa dualidad, no es ambigüedad, sino la otra otra de una misma persona. besitos profe. TK

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.