Había un gigante que no quería crecer
Nació grande, y se hizo tan enorme como una montaña
Más su carácter era tan tranquilo como un mar en calma, sosegado
Pese a su enorme tamaño nadie le temía y era la mejor compañía
Era el mejor amigo
Hacía que te si sintieras a gusto a su lado y buscaba una observación aguda que encendía luces en la mente
Te reconfortaba, te divertía y hacía que los problemas no fueran tan importantes
Desinflaba los egos como quien libera un globo
Aceptaba las cosas con la medida justa,
!Que increíble que un alma tan inmensa, encontrara el tamaño justo!
No le gustaba enfadarse y siempre daba la vuelta para esquivar tropezar con la misma piedra
Si el viento se llevaba su casa, construía otra
Le encantaba reír, y se reía de si mismo
Veía la parte positiva
Pero ser un gigante tenía sus inconvenientes si por dentro seguías siendo un niño
Y él lo era
Un eterno niño...
Juguetón como un duende,
Intrépido como un inconsciente aventurero
Su tamaño le impedía correr por los bosques sin romper algo
Su alma crecía, no paraba de crecer y hubo un momento en que no cabía en su inmenso cuerpo y se fundió con el universo
Su cuerpo desapareció entre brumas
Y el gigante por fin corrió en un espacio infinito
Dejando sólo el eco de sus risas,
esa mirada insolente y rebelde,
pícara, traviesa
Esa sonrisa abierta, leal, sincera,
Esas bromas compartidas donde salía el niño y escondía al gigante
PARA JOAN
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.