La mujer mira su vestido.
Naranjas, marrones, negros
Naranjas, marrones, negros
Extiende su mirada por el suelo, sintiendo, escuchando
Sujeta las puntas de su falda y la sube para mirar sus pies descalzos
Sus ojos vuelven al campo
Camina entre los olivos recreándose en la belleza de sus nudosos troncos
Para en éste y toca el tronco dibujándolo con las manos, para en el otro y deja que las hojas le acaricien la cara.
Mira el sol entre sus ramas
Sus pies siguen notando el suelo duro, la tierra que cruje, los guijarros de barro áridos
Lleva meses sin llover
El dolor se instala en su pecho
No podría decir a nadie como siente la sed, como se seca su garganta, como respira la aridez
Son cosas secretas que sólo ella puede percibir
Pero hoy...
Hoy va a conocer al Mago del Agua
Ha viajado desde muy lejos para buscar respuestas, para comprender, para que alguien le explique de donde viene, ¿quien es? ¿porqué siente esas cosas? ¿Porqué no puede ser como los demás? ¿Porqué no le gusta la gente?
Siente el ruido del motor del coche y sube la cuesta de la ladera con lentitud
Oye como suenan los cascabeles de sus pulseras
Huele el aire
Todo debería detenerse ahora, pero no sucede
La vida sigue su movimiento
Observa al hombre que baja del coche junto a su amigo Nino
Se queda azorada mirándolo con fijeza
No hay nada especial en él
Ha imaginado muchas veces al zahorí, como vestiría, que saldría de él, que lo hacía tan especial
Su persona no podría ser más corriente.
Nunca se hubiera fijado en él si hubiera pasado por su lado
Sus ropas no le diferencian, su rostro tiene un aire enjuto, triste, anodino
Imaginó sus ojos verdes o azules, pero son pequeños y negros. Sin vida, opacos
Comienza a hablar ignorándola sin delicadeza
Se dirigen al pozo de 80 metros que han cavado en medio de aquel desierto de olivos
Los olivos son árboles sabios, acostumbrados a sufrir, fuertes
Ella se queda donde está escuchándolos
Hablan de dinero, de diámetros, de cosechas
Por lo que la mujer sabe del Mago del agua, recorre Italia de punta a punta. le conocen por el boca a boca. Se aloja de un pueblo a otro. Recibe la voluntad por indicar donde hay agua, y sólo puedes confiar en su reputación. Dicen que casi nunca se ha equivocado. Los más creyentes, dicen que su palabra es ley, es segura.
Confiar en ese zahorí supone para el dueño de las tierras una inversión gigante. Cada metro cavado son cien euros y hay que cavar un mínimos de treinta.
Arriesgado creer, arriesgada la ilusión.
Ella cree. Siente que debe creer. Necesita creer.
Él tuvo razón. El agua estaba donde dijo.
Señaló donde cavar con una vara de uno de los árboles.
Si ella quisiera podría saber cual de fue el escogido, las heridas de la vida, sangran la savia.
Lo sentiría, lo siente
El hombre choca la mano de Nino. Marcha para siempre y ni la ha mirado.
¿La ha visto o es cómo todos esos extraños que no ven?
¿Sólo ve agua en las profundidades del suelo?
Se acerca impulsiva pero pausada, como si temiera asustarlo
Pasar por la vida de los demás de puntillas deja sus secuelas
El hombre ahora si la mira
Fija sus pupilas en las suyas y ella le sostiene la mirada con firmeza, con esa valentía de las mujeres que fueron víctimas y aprendieron a ser héroes, feroces.
Inclina la cabeza al estar frente a él y sólo entonces siente el respeto, sólo entonces comprende que él la vio todo el tiempo, era ella quien no le veía
Con la cabeza agachada pone su mano en su corazón. Siente el latido del Mundo dentro de su delgado cuerpo eterno.
Él la sujeta por la barbilla y levanta su cabeza con
dulzura
-Quiero ser Tierra -se oye a si misma decir
La suelta y monta en el coche. Se va
La mujer permanece en el mismo sitio. Con la mirada perdida
Y siente el río, el que corre al lado de su casa, tan lejos, a tantos kilómetros de allí.
Aquella agua oscura, triste, herida por la contaminación
Recuerda el pasado. cuando fue transparente, diáfana, cuando veía sus pies cuando se bañaba y se sentía tan abrazada, tan protegida
Y llora, llora, llora
Sus lágrimas caen sobre la Tierra seca que respira de nuevo con alivio.
"Tanto dolor" -piensa
-Tanto dolor -dice una y otra vez entre sollozos
-Tanto dolor -grita en la soledad de las montañas
y el cielo se cubre de nubes hasta taparse
Y llora, llora, llora
Con ella
por ella
para ella
Para la mujer agua que quería ser tierra
No sabe cuanto tiempo pasa.
Pierde la noción de todo.
Camina entre los olivos dejando que el agua la moje, la envuelva, la acune, la sane
Nino ha vuelto. No dice nada al encontrarla mojada y embarrada
La coge de la mano y la lleva al interior.
La deja llorar
Un hombre de campo entiende el lenguaje del alma
Muchas horas de soledad contemplando como la vida crece a su propio ritmo y desparece en un momento
Ella lleva su chaqueta y lo mira
El Agua se detiene
La del cielo, la de sus ojos
Quisiera amar a ese hombre que no pregunta
Quisiera entregarle su corazón tan seco como la Tierra
Quisiera no regar nunca más un campo con sus lágrimas
Quisiera que la sequía no llegara nunca en un planeta lleno de Agua
Pero sólo es agua, no puede ser Tierra
Ya no llueve
Pero mañana la sed renacerá
la Tierra siempre tiene hambre
Se seca tan rápido...
Ella seguirá fluyendo
Intentando algún día dejar de desear ser quien no es
Intentando encontrar a su hombre, su compañero
Quien sepa amarla por lo que es
A quien amar y ser amada
Alguien que no necesite agua
Alguien que sólo quiera mojarse con ella bajo la lluvia
Más que nada en el Mundo
Pues MUCHAS FELICIDADES a quien corresponda. Afortunado ser :)
ResponderEliminarGracias José- Se lo diré. Muchos besos
EliminarDices por ahí :) que nadie entiende tus metáforas. Creo que yo sí te he entendido, y no es por parecer privilegiado, pero fíjate que la tierra a veces es caprichosa y no se conforma, o no debe conformarse con un poco de agua. Me ha encantado la decepción inicial de ella al ver al zahorí, y cómo aprende que quien no sabía mirar era ella misma. Te desearía mucha lluvia, pero lluvia eres tú, así que te deseo mucha tierra, y si no puede ser, que al menos sigas lloviendo. Besos.
ResponderEliminar!Qué bonito profe! El comentario despareció casi al momento, en cuanto recordé que te tengo y que entiendes mis metáforas. Media hora de amnesia y me cazaste. y la privilegiada soy yo, ya que lo captaste todo. TK
EliminarSólo cuando uno desea ser quien es, los cuatro elementos confluyen en uno. Una abraçada de terra, aire, aigua i foc nimfa dels dons.
ResponderEliminarGracias dama. Esperaremos la combinación de los elementos y la armonía que debe residir en ese estado. Molts petons warrior
EliminarO poema é muito belo!
ResponderEliminarMaria Luísa
"os7degraus"
Obligada Maria Luisa. Besos :)
EliminarMaravilloso relato, Amparo..Cómo me gusta disfrutar de una mente ágil a la hora de expresar lo más profundo del sentir..Siempre es mucho más gratificante ser agua y dar sin límites, fluir sin límites..Sigue así por mucho tiempo..Abrazos, linda!!
ResponderEliminarCuanta razón tienes, mi sabia y querida amiga, siempre hay que dar agua. Besitos ángel. TK
EliminarFelicidades a tu papi, Amparo; sin duda se siente orgulloso de haber dado vida a un ser tan especial como tu, lleno de buena vibra. El que tan bien entiende del campo y de la vida es un buen intérprete de tus búsquedas. Disfruta su presencia.
ResponderEliminarGracias Mi Niña de los Océanos. Que alegría siempre recibirte y encontrarte mi querida y generosa amiga. Muchos besitos
Eliminar¡Hola! Me ha encantado la entrada, soy nueva en blogger, así que me encantaría que te pasases por mi blog literario para ver qué te parece y si te gusta, quédate porfa.
ResponderEliminarhttp://tintasobrepapelmojado.blogspot.com.es/
Un beso y muchísimas gracias.
Gracias Sofía. Visitada con mucho gusto. Bienvenida al mundo de los blogs. Muchos besos
EliminarHola Amparo,
ResponderEliminarUn relato mágico acerca de las necesidades del mundo donde los elementos de la naturaleza se comunican en un ritual de perfección. Solo el hombre en sentido genérico duda sobre los verdaderos propósitos, pero también están los magos que son un enlace a las divinidades ancestrales. La Tierra necesita del agua, el agua llama a la Tierra a visitar sus caminos.
En el relato por fin la mujer entiende, la mujer que quiere ser Tierra comprende que es agua y que forma parte de un Todo. Y por fin llueve.
Ha sido precioso, la poesía hecha prosa y la prosa enraizada en magia poética. Tienes un alma delicada y sensitiva, Amparo, me encanta este reflejo de tus anhelos.
Un beso
Hola Marisa. Muchísimas gracias cariño, tu sensibilidad siempre llega más allá de mis letras, captando cada sentimiento. Eres una persona excepcional y me honra ser tu amiga. Muchos besos querida
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